martes, 22 de julio de 2008

ROSARIO.


Sin duda fue uno de los días más difíciles de este viaje, el cuarto de un recorrido por la nicaragua rural y la tercera comunidad campesina que nos recibía.
Quedarme sola, sentirme obligada a pasear por las calles de Venecia, enfrentarme a una realidad que seguía inquietándome y a la que por suerte nunca conseguí acostumbrarme me ayudó a ver y sufrir las injusticias en primera persona.

Llegué a casa de Rosario después de preguntar por alguna mujer representativa dentro de la comunidad, fueron muchos los que me hablaron de ella, de su labor como cooperativista, maestra y mediadora judicial.

Ella me contó como es la época de lluvias bajo la fina lámina de zinc que abrasa el sol del verano.
De la incertidumbre que causa mirar al cielo pidiendo una tregua para conseguir una buena cosecha.
De la impotencia cuando el fruto de tu trabajo no te garantiza una educación digna para tus hijos.
Me contó lo difícil de mediar ante los conflictos familiares cuando tienes que defender los derechos de mujeres que caminan mirando al suelo.
De lo que cuesta levantar la voz cuando a tu alrededor resuenan los ecos de quien se impone a la fuerza.
Me hizo sentir el miedo que se arrastra cuando se huye de una comunidad en llamas durante la revolución armada de un pueblo.
Me habló perdonar, de volver a empezar, de reconstruir tu casa, tu comunidad, tu país, tu vida...
Hablamos de ella, de su lucha, de su inconformismo, de las batallas perdidas y ganadas… y solo hablamos de ella, porque yo me quedé sin palabras, sin armas, sin saber que decir y con mucho en que pensar cuando ella quiso preguntarme y yo no pude contestar:

“Y, cuénteme… ¿Qué le preocupa a usted?”

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Una gran y dura historia, de la que tenemos mucho que aprender. Miles de gracias por compartirla con todos nosotros.

Esmeralda dijo...

Muy interesante el relato, gracias. Cuántas personas así y nosotros a veces mirando al suelo sin un por qué

Pura dijo...

Siento haberte dejado sóla ante tal situación. Me hubiese gustado acabar contigo el camino que te dije empezaría contigo y al final... me encanta sentirte cerca aunque vivas a tantos kilómetros de mi y auqnue no hablemos todos los días.

¿Abrazable yo? Abrazable tú!!!!

Homeronica dijo...

Hola Esther: muchas gracias por tus comentarios en mi blog "Ventana de Homero" ¿De donde eres? ¿Qué andabas haciendo en Nicaragua? A través del relato de tu experiencia con esta líder de la comunidad reflejas una sensibilidad poco vista en el visitante foráneo. Lograste traspasar la frontera del trato amable y cortes y chocaste con una realidad imperante en nuestros barrios y comunidades. La pobreza terrible y la desigualdad entre hombres y mujeres. Las secuelas de una guerra que no acaba todavía y en medio de todo eso; la esperanza iluminada en los rostros de todos los nicaragüenses que luchan a diario para defender su libertad. Un abrazo desde Nicaragua. H.

Homeronica dijo...

Hola Esther: Yo de nuevo. Vivo en la Costa Caribe de Nicaragua. El 4 de Septiembre cumplimos 1 año de la tragedia del Huracán Félix" tal vez en un próximo viaje consideren venir por estos lados; si en algo puedo servirte estoy a la orden. ¿Cual es tu especialidad? Yo soy abogado. Te dejo mi correo electrónico:

homeronica@gmail.com

Saludos.

Homero.

Anónimo dijo...

Igual me repito, pero nome cansaré de leer tus historias xq son im-prezionantes.
Besitos y hasta pronto