miércoles, 17 de diciembre de 2008

no es un cuento.

Fue el chamán de la comunidad quien le dijo que el nombre elegido debía hacer honor a la característica que guiara sus pasos, por lo que no pudo ser de otra manera, tanta fortaleza solo podria atraer a los buenos espíritus.
Inspiró por primera vez y su padre ya sabia que, a ella, la llamarian Esperanza. El eco de su llanto, inalterable en su primera noche de vida, auguraba una larga exitencia, un derroche de energia que mantuvo hasta el final de sus dias.
Pasaron los años llenos de esperanza y vacios de todo lo demás. Su vida no fue más que un reflejo del camino que debia recorrer a diario; largo y escarpado, casi impracticable. Un laberinto de dificultades, sin posibilidad de cambio porque solo transitarlo fue agotando la virtud con la que la vieron nacer.
Tanta injusticia la venció, hasta el punto que en los ultimos tiempos ya no podia recordar su nombre. Lo descubrió la ultima noche que el eco de su llantó sonó.Cuando alguien le preguntó como debian llamarla, entonces ella se mantuvo inmovil y recordó que un día le contaron que su nombre hacia honor a algo inalterable en su vida que marcó su destino más allá de cualquier circunstancia...
En un segundo pudo visualizarlo, fruto de la suerte con la vino a nacer; mujer indígena y campesina del Sur.

Llámame Pobreza, contestó.